Dolores
Me dijo que ya no le quedaba ni el más justo recuerdo de lo que fue, ni la mínima imagen de su infancia, de su madre, de la felicidad, de sus piernas crecer y alejarse de la cintura que antes no estaba, de sus manos amando. Simplemente no recuerda nada. No sabe como ha terminado siendo lo que ahora es, sólo alguien que compra fruta en el mercado, que paga el recibo del agua, que los Domingos asiste puntualmente a misa, que duerme por la tarde, que vive con un desconocido al que le hace de comer, que tiene vecinos que tienen perros y a veces hasta hijos, que no tiene a nadie.