Sunday, October 15, 2006

7:43


D A photography

Todo comenzaba con sus pies, cuando mis labios se dejaban en ellos olvidaba que existía alguien después sus piernas.
Los pies y ella tenían un calor distinto, duradero, recíproco. Sólo quería estar con ellos, respondían de inmediato al tacto, recibían como nada más a mis labios. Sabían como era el frío, pero siempre se dejaban arropar.
En ellos estaba el origen, ese estremecimiento que inunda el cuerpo, el que siempre terminaba hundiéndome entre los dedos.