Monday, December 11, 2006

La despedida de Ana

Después del silencio el llanto se hizo inútil, el negro ya había llenado el vacío. La ropa oscura se repetía entre las caras, pero la tristeza no estaba de moda en la noche, sólo a pocos les dolía auténitcamente la muerte de la tía Margarita. Ana se sintió inundada de recuerdos, sólo le quedó esconderce entre las manos para no llorar, ya que la gente de inmendiato observó que la comida la servían en el cuarto de ensegida, y el llanto ahora podía esperar. Pero Ana no, no pudo. Ana no siempre lloraba, pocas cosas de verdad la hacían llorar. La tía Margarita ya no iba a estar para refugiarla del dolor, de la gente y lo demás por lo que sus nueve años querían llorar.