Tu labio

Me gusta el sabor al final de tus labios,
ese blando que pruebo entre besos
el que me adormece la lengua,
ese que te afila la piel con su recorrido
quien hace a tus labios de inicio
quien les quita el frío.
Me gusta besar tu último borde
a ese ligero
etéreo,
a ese pliegue en cautela,
donde no sé de superiores ni menores,
ese discreto que no tiene región,
el que no busca su república en tu boca,
ese donde tus labios son labios
y tus besos
traen su sabor contigo,
ese donde tu boca se me hace una
y seguido me extravío,
donde olvido abrir los ojos
y sus grietas me dejan dormido
atrapándome con ese punto que trae tu boca,
quedando sumergido,
y es ahí
cuando olvido que son dos queriendo ser uno
jugando unánimes
para encontrarse perseguidos,
siendo uno
entre los míos.

Javier

El método

Siempre supiste como cubrirte la lluvia. Siempre seguiste el mismo método, aunque terminaras mojada. Tu y tus malas costumbres, tu y tu mala vida. Siempre trajiste a tu paraguas, pero dentro de él llovías lo de la temporada y lo de Sofía...

Tu noche

Préstame tus manos amor,
préstamelas esta noche
para callarla con tus dedos
y callar su silencio,
para quitarle el frío
préstamelas.
Préstame esos labios amor
sus imposibles caricias
sus lágrimas
esa boca tuya con su luna tranquila entre bordes,
con la esencia que resguarda a ratos
para no quedarse sola de la noche.
Préstame tus cabellos,
esos que mueren por su fuerza,
los que se desvanecen con mis manos
esos inmensos que se van enredando,
préstamelos amor,
para arrancar a las horas
al sueño sencillo de los pájaros
a los instantes en vela.
Préstame esta noche amor
para amarte completo
sin los días de semana,
para recibirte como a las promesas de tus tardes,
préstame esas manos prometidas,
esos sueños,
esos ojos,
esta noche amor.

Cecilia de noche

El llanto

Mis lágrimas ya no me mojan los gestos. Ya no son frágiles para evaporarse al medio día. Ya no me cierran los ojos al brotar por el filo de los párpados, ellas se van secando solas, aprendieron como hacerlo, como ir llenando mi cubeta para guardarlas y dejar evaporar a su tristeza, para no despedazarme el rostro, para que caigan lejos, para tenerlas abajo de mis aguas, de mi poca cara.

Sofía de lágrimas

Su lluvia

Dejé guardada a la lluvia en el armario,
para secarte el cuerpo entero y agrietar tus labios
para dejarnos en sequía
y Evaporar al silencio de tus ojos
a la tranquilidad
a nosotros.
Dejé encerrada a la lluvia,
renuncié a todas sus gotas,
la dejé lloviendo sus vacíos, sus rupturas
sola de sí
sólo lloviendo,
inundando a oscuras un rincón,
consolándose con sus pocas aguas
con tus gestos en mi pecho
con sus escasos rayos
y mis besos,
con tus labios en asfixia
con un sofocado aire de ausencia
y la respiración mal abierta.
Encarcelé a la lluvia en una celda húmeda,
en una celda nuestra
pgra guardarla un rato y secarme en tus brazos,
para llegar a necesitarla
para pedirla
y solamente girar su puerta,
librarla,
dejándonos llover por completo,
dejándola al lado de tu respiración nublada,
nuestra…

Felipe de lluvia

Me quedas lejos

Hoy me quedas lejos amor,
me queda lejos la mañana
mi cuerpo,
las marcas
la mesa de dos
el calor del café.
Me queda lejos tu cara,
sólo tengo a tus gestos sudados conmigo
tu sabor de desayuno en la taza
manchada, guardada,
te tengo en mis sábanas de noche
llevo a todos tus cabellos por la cuidad
los que me has dejado uno a uno en la almohada.
Te llevo en los párpados
en el cuello
en las piernas,
te ando buscando unos ojos por las calles,
unos que me traigan a tu nombre desenvuelto,
unos que me digan que no me quedas lejos…

La mañana de Sofía