Tuesday, September 12, 2006

Para Pedro

Nadie te enseñó como abrazar
sólo te escondías en mis brazos
nada más
eras como un niño que mataba seresitos con su pulgar
y que dormía por la luna trás las noches.
Eras mi más dulce tristeza
la que parecía sonreir
la que hacía girtar a Septiembre que ya no tenía otoños,
mi tobillo torcido de meses atrás,
mi médula frustrada,
la chuchara oxidada en la mesa,
eras todo.
Nadie te escondía mejor que yo
y evitaba que lo encontraras con tus años
nunca estuviste,
que decir
sólo yo tenía para prestarle a Dios
y comprarle su pan en la comida,
pues la misericordia le llevo su vida.
Eras en verdad la tristeza que creía amor
o la tristeza que reía por amor,
ya no sé amor
nos dejaste sin tí,
pero ahora es hoy
duerme bien pequeño
que los mosquitos no se metan con tus sueños
que las culpas no te empujen de la cama.
Ahora que sabes que te quieren
perdona,
sábete feliz
suéñate querido
abrazado
la vida no te debe la sonrisa
tú se la empeñaste a la gente mi niño
la vendiste por tres pesos de dolor,
quiero que ya no te sobren lágrimas
y que la almohada no se quede todo el amor.

Uno dos tres Pedro.

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